La televisión argentina siempre ha sido un medio muy polémico, pero en este último tiempo el contenido de ésta ha disminuido en cuanto a su calidad. Las personas que se dedican a analizar la televisión y también las que se sientan en su sillón a consumirla, muchas veces, pueden preguntarse cómo los programas pueden ser tan efímeros y mediocres, ofreciéndole al público, nada más y nada menos que: cuerpos bonitos que se pasean desnudos por la pantalla, escándalos entre famosos, y chusmerío barato, que no aportan nada novedoso e interesante.
Muchos se han cuestionado cómo aún con este tipo de contenidos la TV sigue siendo un medio admirado y seguido por cientos de personas.
La pregunta que invade la mente de los argentinos
más despiertos y, quizá atentos, es porqué no transformarla en algo
más cultural, comprometido y hasta versátil, arriesgándose a presentar
nuevas ideas y proyectos. La
respuesta es muy simple: aquí lo que importa no es el producto sino
cómo lograr un éxito y
obtener dinero. El
rating es, sin duda, el protagonista principal de esta historia. Él es quien
determina lo que sale al aire y lo que no, lo que perdura en el tiempo y lo que sólo estará por un breve período.